Artesanía y barbería: artes y oficios

    Hoy quiero presentar un camafeo en metal lacado en negro, de 4 por 3 cm con cabuchón de cristal y cinta de organza marrón. En su interior, una imagen en blanco y negro de un barbero ejerciendo su preciosa profesión.





    Barber, ¿sabes de dónde vienes?


    Vamos a hacer un breve paseo por la Historia Antigua para centrarnos después, en la Edad Media y la curiosa situación de los barberos.
    Empecemos, de forma rápida y breve, por las sociedades paleolíticas primitivas cuya creencia de que el alma residía en el pelo convertía a los más sabios en los barberos de la época, ya que al cortar el pelo renovaban las energías eliminando "lo malo".

Egipto

    Eran muy respetados ya que eran los encargados del afeitado de cabeza, rostro y cuerpo de los sacerdotes, ritual que se llevaba a cabo cada tres días.


Grecia

    Tiempo de barbas largas y cuidadas. Ser barbero se convirtió en un oficio muy popular que se impuso como profesión, apareciendo así las primeras barberías. Éstas pronto pasaron a ser clubs para hombres, ya que de la mujer se ocupaban las criadas en su propia casa. En estos clubs, se reunían para hablar de política, filosofía, entre otras conversaciones. El barbero se ocupaba de cortar, peinar, teñir, hacer masajes e incluso perfumar.


Curiosidad: Alejandro Magno y su afeitado preventivo.

    Se cuenta que este rey macedonio ordenó a sus tropas a que se afeitaran la barba y cortaran su pelo, para evitar que sus enemigos pudieran agarrarlos por ellos y tirarles del caballo.  



Roma

   Ya instaurada la barbería era fácil encontrarlas por toda la ciudad. El afeitado era lo más común por lo que el barbero tenía su trabajo asegurado. La clase pudiente acudía periódicamente a disponer de sus servicios. No así el pueblo llano que se ocupaban ellos mismos de su cuidado personal. Durante un tiempo el uso o no de la barba era lo que diferenciaba a los griegos de los romanos y a la clase alta y del "miserable".



 El pelo con sangre entra: La Edad Media


    Quizás uno de los momentos más curiosos de esta profesión fue la Edad Media, donde se tomó la forma de barbero-sangrador, barbero practicante o maestro sangrador.
Su función era bastante variada, desde hacer sangrados (cada primavera para equilibrar los humores orgánicos), sacar muelas, poner ventosas y sanguijuelas, tratar fracturas y luxaciones, atender partos cuando se complicaban... Todo esto se llevaba a cabo en sus propias casas o en las barberías, donde acudía todo aquel que no podía permitirse los servicios del médico o el cirujano titulado. No obstante, algunos nobles también demandaban sus servicios.


    Hasta el s. XIV cualquiera podía establecerse como cirujano pero a partir de entonces en algunos lugares de Europa, se empezó a regular la práctica de la cirugía y la medicina.
En 1368 se funda el gremio de los cirujanos de Londres  primer intento por separar a los barberos y los cirujanos titulados.
La disputa duró muchos años y ya en el Renacimiento (s. XV), se produce la definitiva separación del barbero y la cirugía. Sin embargo, los barberos continuarán hasta 1731 cuando finalmente, se les prohíbe la práctica de la cirugía por orden del rey francés Luis XV.



El símbolo del barbero


    El distintivo del barbero que identificaba su negocio era un cartel que colocaban por fuera del local, que representaba una mano levantada goteando sangre y debajo la sangradera (recipiente de barro cocido, peltre o plata donde se recogía y medía la cantidad de sangre).

    Otro símbolo del barbero que incluso ha llegado a nuestros días, es el poste de bandas de color.

    
   Su origen viene de los sangrados que realizaban. El sangrado consistía en sumergir el brazo del paciente en agua caliente y hacer que éste agarrara fuertemente un poste para que las venas se hincharan de forma que el barbero pudiera practicar las incisiones necesarias para producir el sangrado y equilibrar así el organismo de la persona.
Una terminado el trabajo los vendajes utilizados y manchados, se enrollaban en el poste para que se secaran en el exterior. Este poste rojo y blanco se convirtió en el símbolo de los barberos-sangradores.
    Cuando se separó el gremio de los cirujanos del de los barberos, los anteriores se quedaron con el símbolo original y los barberos tenían que añadir una banda azul al suyo para diferenciarse.


Y de esta forma ya hemos terminado nuestra breve visita a la historia de tan honorable profesión. Una vez más espero que te haya resultado tan divertido e interesante como me resulta a mí.




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